63. Sexualidad
De las cosas que existen
pocas son tan intimas y
realizantes
como las de la esfera de la sexualidad.
Sin embargo
¿Hay alguna que
permanezca
en mayor rechazo y
confusión?
¿Alguna que haya sido tan
tergiversada?
No hay término
que tenga mejor matrimonio
con abuso, suciedad y
enfermedad.
Las palabras giran a su
alrededor,
disminuyéndola al sexo y
la penetración,
como delimitando una diana
a la que todo el mundo ha
de aspirar,
un centro de lo correcto
que se difumina hacia lo
incorrecto.
Exigencias inhumanas para
vidas humanas,
criterios de desviación
que desvían de toda
naturalidad.
¿Como vivir en armonía
con tantos gritos?
Mirando a la pauta,
si es poco, es frigidez
si es mucho, es lujuria
si se es exigente, se es
difícil
si se es flexible, se es
fácil
si se habla, se es obseso
si se calla, se es
inhibido.
Las imposiciones vuelan y
arañan
para mantener una vía
única
que ha nadie a encontrado
satisfacción.
Insatisfacción que crea
jueces
para perpetuar sus
dictados.
¿Quién puede realizarse,
si enjaula al deseo?
¿Cómo amar,
si se suprime la
atracción?
¿Qué entusiasmo queda,
si se suprime la pasión?
¿Cómo encontrar plenitud,
negando partes?
La sexualidad está
en el roce tierno,
el abrazo de la amistad
el fuego de los amantes
y el entusiasmo por un
ideal.
¿Para qué negar,
el impulso de unión?
¿Porqué delimitarlo
solo como el coito?
¿Porqué evitar la
consumación
del erotismo?
Porque,
el erotismo crea el
contacto
el contacto crea la
intimidad
la intimidad crea la
afinidad
la afinidad la Unión.
Y en la Unión,
desaparecen arriba y
abajo,
la jerarquía pierde
sentido,
las partes trabajan en el
Todo.
Si todo se vuelve natural,
las verjas no limitarían
los campos
los limites nacerían y
morirían por si mismos
y se mostrarían como
sobrantes
todos los intentos de
programar y constreñir.
Y responder ante su
grandiosidad y libertad
ha sido siempre uno de los
mayores miedos
de la especie humana.
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